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¿Quién sabe más? Linux, conocimiento y sus redes sociales

Sí, sé que este artículo tiene un título que valdría en una revista de Sociología, pero esa no es mi intención: todo lo que expreso a continuación tiene que ver con mis vivencias y particular visión acerca de Linux y su aprendizaje y, por tanto, no tiene ninguna pretensión científica.

Este post lo ha suscitado una entrada en Incognitosis, donde JaviPas cita y traduce (del blog Think Thick) un listado de 10 dificultades que aún persisten y dificultan la entrada a Linux:

1. La instalación básica de las distribuciones es sencilla, pero un usuario novel tendrá problemas si se sale de la configuración estándar.

2. Si quieres disponer de una instalación completa, tendrás que liarte con la tabla de particiones.

3. Tendrás que aprender a utilizar la línea de comandos.

4. Esos preciosos efectos de ventanas y escritorios en forma de cubo necesitarán que te lo curres un poco.

5. Sí, hay un montón de hardware que funciona con Linux. Pero no todo el hardware funciona al 100% como debería.

6. Si necesitas instalar un paquete que no está en los repositorios o quieres instalar desde los fuentes, tendrás que investigar un poco.
7. La mayoría de desarrolladores software pasan de Linux.

8. Linux no es para sangre-horchatas. Es un sistema operativo para gente proactiva.

9. Prácticamente no hay virus/trojan/spyware, pero aún así, siempre es necesario algún tipo de protección.

10. Linux asume que eres una persona inteligente.

Como es habitual, está teniendo comentarios para todos los gustos, y a partir de ahí es desde donde parte mi artículo, a modo de respuesta:

Cierto es que muchas cosas se pueden hacer al margen de la consola, pero es muy probable, como en mi caso, que tengas que usarla si surge algún problema que no tiene solución gráfica. Como eso en mi caso es así, me parece razonable el listado propuesto.

Por otra parte, creo que la cuestión de la facilidad o no de Linux tiene mucho que ver con la siguiente pregunta: ¿quién me enseña a usarlo? Y aquí se presentan varios problemas:

  • Aunque afortunadamente está dejando de ser así, poco a poco, no es fácil tener un amiguete linuxero. Recordemos que la mayoría de los usuarios de Windows lo han aprendido porque su vecino le ha pasado los disquetes y le enseñó a escribir «autoexec.bat» en una consola… digoooo MS-DOS…
  • ¿Estoy diciendo que para un usuario que se enfrente por primera vez a un ordenador lo mismo le da aprender a moverse suficientemente en Windows, en alguna distribución de Linux que en MacOS X? Sí, con todos los matices que queráis, pero es así: la puerta de entrada a todos ellos hoy es un ratón.
  • Existe un componente social que es determinante en el aprendizaje. Podemos decir que Internet está ahí para suplir al amiguete linuxero, pero se me ocurre que tiene estas características:
    • Alta dispersión del conocimiento: como no podría ser de otra forma en un mundo tan abierto, es necesario tener algunas habilidades de búsqueda y discriminación de información, y aún así es una tarea árdua. La ayuda que acompaña a las distribuciones como Ubuntu es ciertamente buena, pero la gente suele recurrir a foros de Internet: genera más confianza alguien que tiene un nombre y te responde con inmediatez, llamándote por tu nombre.
    • La información disponible para Linux suele ser muy técnica y no parece que se explique con la suficiente adecuación a usuarios casuales o novatos. Afortunadamente, desde hace unos años, hay foros y webs que se especializan en el segmento newbie. A medida que se extiende Linux, el sector de usuarios que no tienen una formación técnica crece, lógicamente, y éstos buscan su espacio.
  • Sin embargo, el usuario que fue curioso en Windows lo será en Linux, si no, difícilmente dará el paso, ya que existe el halo de la necesaria inciciación técnica en Linux que no está al alcance de todos. El otro perifl es del usuario al que no le interesa para nada el sistema operativo en que se encuentre: pide Windows porque es lo que sus amigos usan para bajar música, chatear, navegar, jugar… Aprenden justo lo necesario para hacer estas cosas… y acaban acribillando a preguntas a quien probablemente les ayudó a configurar su ordenador. Y creo que es una opción la mar de sensata (y eso que he sido en algún momento de mi vida uno de esos acribillados 😉 ).
  • El tener un conocimiento técnico tiene un prestigio social asociado a la exclusividad (de exclusión). Es por ello que puede detectarse cierto desdén de un cierto sector de participantes en los foros hacia los novatos, llegándose a defender que linux es para informáticos: el halo del que hablaba lo dispersan no los defensores a ultranza de Windows (¿existen?), sino los de Linux. Sin embargo, el esfuerzo de las distribuciones de mayor difusión es precisamente el contrario. Entramos en un terreno psicológico: el de la autoimagen (soy un geek, quiero ser un geek, nunca llegaré a ser un geek) y la necesidad de tener un refuerzo positivo (elogios, más preguntas, nuevos retos…).
  • Este halo crea verdaderas redes sociales en foros de apariencia técnica: en todo grupo humano se crean liderazgos y contra-liderazgos, y para que haya líderes es necesario que haya seguidores. En el caso que nos ocupa, es fácil reconocer al líder: no tiene porqué ser el administrador del servicio (sea lista de correo, wiki, blog o foro), es el que más responde y más sabe: y saber en Linux significa, tradicionalmente, ser capaz de realizar complicadísimos scripts y hacerlo todo en la consola.

Es necesario pues diferenciar unas cuantas cosas:

  • Enseñanza vs. Asistencia Técnica. La formación que podemos realizar por nuestros propios medios utilizando los recursos disponibles en Internet no es una formación sistematizada: es esporádica y se centra en la resolución de problemas. Al mismo tiempo, quienes generan los contenidos suelen ser profesionales cualificados o aficionados con alta experiencia, que se diferencian muy poco de los anteriores ya que han aprendido y usan el mismo lenguaje técnico. Aquí es donde aparecen los equívocos: los técnicos no tienen por que ser, y por supuesto, no tienen la oblicación de ser enseñantes. Muchos de ellos tienen una actitud abierta y grandes dotes de comunicación, pero no es su labor primaria; de hecho, son la más eficaz asistencia técnica y la más propia del Software Libre. Un enseñante (o docente) no se distingue por conocerse al dedillo el contenido con el que se quiere trabajar: su labor en este campo es lograr las condiciones más eficaces para que lo transmitido sea también comprendido, y en este ámbito su actitud y la creación de un clima social favorable es crucial. Y todo ello desde una planificación inicial flexible pero razonada, sencuenciada. En la situación actual de gran difusión de Linux, es más que necesario que se creen espacios donde ésto sea posible.
  • Conocimiento necesario en Linux. Depende. Como diría aquél, lo importante es tener ganas, todo lo demás viene por añadidura. Puesto que GNU/Linux es un proyecto ideológico que proclama el conocimiento libre y, como tal, su tendencia es expansiva y proselitista, es curioso comprobar cómo algunos miembros de la comunidad reclaman para sí la potestad del uso del sistema exigiendo prerrequisitos (o señalando la falta de conocimiento de otros), a la manera en que se exigen conocimientos previos en carreras universitarias, requisitos que, por supuesto, ellos tienen. En una comparación exagerada, es como si los fabricantes de cuchillos quisieran venderlos y, al mismo tiempo, se quejaran de que hayan vendido tantos a gente que no es fabricante de cuchillos porque ahora toca afilarlos. Aparte de ser una estrategia equivocada y poco coherente con la filosofía de este movimiento, más encaminada a conservar un estatus que a liberar y compartir conocimiento, puede llegar a hacer más daño al siempre delicado entorno de los curiosos que se acercan por primera vez a Linux que una campaña de contra-publicidad de tito Ballmer.
    Por desgracia para estos pocos (y por fortuna para los demás) los usuarios sin formación técnica o sin mucha experiencia informática reclaman su espacio, y exigen que no se equipare la falta de formación con la falta de inteligencia. Aquí es donde reclamo el «depende» que encabezaba este punto: el conocimiento que es necesario para manejarse en Linux con la suficiente soltura e independencia lo ha de definir cada grupo de usuarios y el uso que quieran darle a su máquina. Si son las tareas habituales de cualquier hijo de vecino la información necesaria no irá mucho más allá de aprender a utilizar un gestor de ventanas y algunas pocas aplicaciones. En este caso poco importa que el entorno se llame Windows, Gnome, KDE, Xfce, MacOS… Este tipo de usuarios se mueve más por la autoridad de los consejos de amigos y conocidos que por la autoridad del conocimiento técnico, por lo que suele venirle bien que alguien con más experiencia le instale y le configure el sistema a prueba de imprudencias. Y está bien que sea así. Sin embargo, si se es estudiante de Ingeniería Informática, por ejemplo, los conocimientos se especializan: tienen mayor alcance y van al «aprender cómo se hacen y pasan las cosas». Lógicamente, este perfil de usuario tiene la necesidad de que su conocimiento sea más técnico y que sus maestros también lo sean. Y está muy bien que sea así. Un tercer perfil es el de aquéllos que, aunque no están cualificados por institución alguna, han aprendido por pura curiosidad. Son los que se atreven a instalar nuevos programas, nuevas distribuciones, buscar trucos y utilizarlos, preguntar en foros por problemas pequeños o grandes, etc. Para ellos el sistema operativo es en sí un objetivo lúdico, tanto como lo que pueden hacer con él. Desde luego que éstas son posiciones ideales y no se dan de forma pura, pero reconozcamos que existen.
    En conclusión: no hay un conocimiento preestablecido para usar Linux como tampoco lo hay para otros sistemas operativos. Lo que para unos conocer la retahíla de comandos de Linux en cosola es primordial (administradores, programadores, otros técnicos…), para otros puede ser un accesorio más.

Hay que entender que muchas de las posiciones ideales que existen en el mundo Linux son arbitrarias: surgen en el seno de grupos sociales y, por tanto, son convencionales, no se han establecido por deducción científica sino por el peso de la reputación, el prestigio, el halo de los líderes. Cada grupo está definiendo su nivel constantemente, y dependiendo de dicho nivel un usuario puede hallar más o menos satisfacción.

Tendría que decir que, honestamente, el concepto de comunidad existe más entre los equipos de desarrollo que entre los usuarios: éstos últimos solemos utilizar los foros como repositorios de recetas que usamos o desechamos, sin mucha más participación que una pregunta, muchas veces poco clara. No por tener instalado Linux ya somos amigos del Software Libre: la comunicación, formar parte de las redes sociales es, aunque no necesaria, conveniente. Es ahí donde podremos encontrar ideas y proyectos en los que participar al nivel en que estemos, y donde probablemente encontraremos los ánimos necesarios.

La cuestión primordial es que los grupos deberían ser más permeables. Linux se define como entorno abierto y debe ser accesible: está en su licencia y de hecho lo está siendo mal que les pese a algunos. Los técnicos aportan todo su conocimiento y capacidad para crear el sistema; los usuarios no técnicos pueden aportar no sólo reportes de bugs, sino su experiencia con el mismo y sus sugerencias, que darán pistas de adónde se puede llegar en el desarrollo de este Sistema Libre. Linux es tanto de sus desarrolladores como de sus usuarios; los usuarios pueden ser desarrolladores o no y se necesitan mutuamente.

  1. kofii
    abril 1, 2010 a las 6:05 am

    desearia y pudieras ayudarme con un problema ke tengo en linux ojala y se pueda

  2. abril 1, 2010 a las 6:05 am

    desearia y pudieras ayudarme con un problema en debian 5

  1. octubre 1, 2007 a las 3:15 am

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